Mar de la Vega (La Vall d’Uixó,
Castellón, 1968) siempre tuvo las cosas muy claras. Sabía lo que quería en la
vida. Sabía que quería estudiar Derecho, tener un buen trabajo, casarse joven y
tener dos hijos.
Empezó a estudiar Derecho, y enseguida
se planteó cuál podía ser ese buen trabajo. Su familia era humilde, ella
estudiaba con becas y no tenía contactos, así que tendría que ser una
oposición. Judicatura la atraía, pero necesitaba algo que pudiera aprobar a la
primera, en un año, y quedarse a vivir en Valencia, así que se decidió por el
Cuerpo Superior de Funcionarios de su Comunidad Autónoma.
Todo siguió el camino previsto. A los 24
años se casó y aprobó la oposición y a los dos meses empezó a trabajar. A los
27 años tuvo su primer hijo (una niña) y a los 33 el segundo (otra niña).
Pero a sus 42 años le ocurrió algo, un
desengaño profesional que le provocó una pequeña depresión, y Mar buscó una
ilusión, algo nuevo, un estímulo. Lo encontró en la literatura. Empezó a
escribir historias, al principio sin intención de publicar; a partir de 2013
con esa intención.
Hoy nos presenta una de las novelas que
ha escrito en estos cinco años, y aunque sigue con su [buen] trabajo y el
desengaño ya está superado, el mal también está hecho, la semilla está sembrada
y ya no tiene remedio, ya no puede prescindir de la literatura, se le ha metido
debajo de la piel.
Ponte
en contacto en:
Mar
de la Vega (Facebook) www.facebook.com/mar.delavega.9
Mar, me gustaría darte la bienvenida a El club de las románticas. ¿Qué
te parece si te conocemos más a fondo?