Raquel Arias Suárez es una joven escritora de novela romántica contemporánea e histórica y lectora empedernida. Finalista en el III Premio Literario HQÑ digital 2015 con Tres deseos para Isolda.
Si quieres saber más de esta maravillosa autora, consulta su blog: La tinta de mis historias.
Raquel, muchísimas gracias por concederme esta entrevista, es un placer tenerte en El Club de las románticas.
- Comenzaremos conociéndote más a fondo, dinos ¿cómo es Raquel Arias Suárez en su día a día?
Una enamorada de mi familia. Los días transcurren entre colegio, actividades extraescolares y un millón de cosas más, todo ello compaginado con el tiempo en el que escribo.
- A la hora de leer, ¿escoges el género romántico siempre?
No podría. El género romántico es mi preferido, pero también me gustan otros como la novela histórica, la de misterio o la de aventuras.
- Te declaras en tu Twitter: “Lectora empedernida”. Cuéntanos Raquel, ¿a qué edad comenzaste a dar forma a tus propias historias?
- Actualmente, ¿compaginas tu sueño literario con el trabajo?
En estos momentos puedo decir que me dedico por completo a mi gran pasión: escribir.
- León es una de las ciudades más bonitas de España, ¿has pensado contextualizar alguna historia en tu tierra?
- ¿Cómo surge la idea de crear Tres deseos para Isolda?
Todo surgió una tarde en la que estaba viendo videos sobre músicos callejeros en YouTube. Pensé que uno de ellos sería el protagonista ideal para una novela, y así nació Patrick. A partir de ahí, creé a Isolda y a su oscuro y amargo pasado.
- ¿Qué destacarías de los protagonistas de tu novela?
Ambos son valientes y no se rinden ante las adversidades. Patrick es un hombre que ha sufrido mucho por los errores cometidos, pero aun así continúa con la música, su gran pasión. En cuanto a Isolda, ¿qué podría decir de ella? Es una mujer excepcionalen todos los sentidos: emprendedora, luchadora e inconformista por naturaleza, dispuesta a todo con tal de que sus sueños se hagan realidad.
- Si tuvieses que escoger una escena o frase de tu novela, ¿cuál sería?
"Estaba anclada a aquel suelo gris, y el tiempo pareció detenerse para dejar como absolutas protagonistas a aquellas notas tristes que Patrick arrancaba de su violín bajo la luz amarillenta de una farola".
- Tras conocer que eras finalista del III Premio Literario HQÑ Digital publicaste en tu blog: “Después de reír como una histérica, llorar a moco tendido, volver a reír como loca y llorar de nuevo, conseguí volver a la "normalidad", que tratándose de mí no deja de ser una cosa curiosa (…)”. Con estas palabras reflejas la inmensa felicidad que sentiste, ¿quién fue la primera persona a la que llamaste? ¿Hoy en día aún tiemblas al recordarlo?
- ¿Cómo ha sido tu experiencia con HQÑ? ¿Volverías a concursar?
- ¿Qué consejo le darías a alguien que nunca ha publicado y desea presentarse a un certamen de tal calibre?
Que persevere. Que luche por alcanzar su sueño. Porque como digo en mi blog, en ocasiones los deseos, de tanto desearlos, terminan por cumplirse.
- ¿Podrías adelantarnos algo de tu siguiente historia?
- Y para finalizar, nos gustaría que nos contases alguna anécdota que hayas experimentado desde que tu historia vio la luz.
Lo más curioso fue el día en que descubrí que Tres Deseos Para Isolda se había colado en el Top 100 de Romántica en Amazon y me puse a bailar como una loca ;) Todavía no puedo creer la acogida que Isolda ha tenido por parte de los lectores, y desde aquí les doy las gracias.
Tres deseos para Isolda
“¿Será verdad que hay más espacio en un corazón roto? Isolda no lo tiene tan claro. Han pasado ya tres años desde la horrible ruptura con Gabriel, y las pesadillas no dejan de acecharla. De nada ha servido poner kilómetros de por medio: Isolda ha cruzado el océano para comenzar de nuevo en Manhattan, pero el fantasma de la traición mantiene abierta la antigua herida. Afortunadamente, en compañía de su fantástica socia, Jessica, la emprendedora Isolda ha logrado triunfar con su empresa de publicidad. Pero refugiarse en el trabajo no es suficiente para la bella y brillante joven. El otoño en Nueva York está siendo demasiado crudo y no hay suficientes capuchinos en este mundo para paliar tanto frío interior. Hasta que, de pronto, en una esquina cualquiera, la melodía que interpreta un músico callejero logra permear la dura piel de Isolda. Hace muchísimo tiempo que algo no la conmueve de esa manera. ¿Cómo puede ese hombre, vestido como un vagabundo, arrancar semejantes sonidos de su violín? ¿Qué ha tenido que vivir para tener tanta sensibilidad? Paralizada en la acera, raptada por la música, Isolda logra ver a través de las ropas raídas y el pelo revuelto, hasta encontrar unos ojos azules que parecen llegarle al alma…”
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